Antes de proponerte técnicas psicológicas específicas para controlar el insomnio, es imprescindible preparar el ambiente, y a ti mismo, para estar en las mejores condiciones de dormir exitosamente. Al conjunto de normas que favorecerán la consecución de ese propósito les llamaremos Higiene del Sueño.
- No consumir bebidas que contengan cafeína u otros excitantes, al menos seis horas antes de acostarse. Esta prohibición incluye también comida o fármacos que incluyan cualquier tipo de sustancia excitante.
- No beber alcohol desde primeras horas de la tarde. El alcohol es un depresor del Sistema Nervioso Central y, aunque a corto plazo pueda producir somnolencia, acaba alterando el patrón y el ritmo de sueño.
- No fumar al menos dos horas antes de irte a la cama. Aunque muchos fumadores le atribuyan un poder relajante a sus cigarrillos, el único efecto demostrable que produce la nicotina es excitación y activación del organismo.
- Intentar hacer ejercicio físico moderado de manera regular, pero evitar hacerlo de forma vigorosa, al menos dos horas antes de dormir. El ejercicio hecho a ritmo intenso produce, a corto plazo, una aceleración importante del organismo que no te ayudará a conciliar el sueño.
- Intentar ingerir una cena moderada, sin excesivos azúcares refinados ni proteína. Cenar al menos dos horas antes de acostarse. Una digestión pesada y unos alimentos muy energéticos, dificultan conciliar el sueño.
- Acondiciona tu dormitorio de manera que te predisponga al sueño: eliminar ruidos, que haya una temperatura de 20°, poca luz, y una cama confortable, lo suficientemente grande, y ni muy dura ni muy blanda.
- Las últimas dos horas antes de meterte en la cama, dedícalas a hacer actividades de desaceleración, que te relajen y que no exijan una importante actividad intelectual o tensión psicológica de cualquier tipo. Las más habituales suelen ser: ver televisión, leer o escuchar música fuera de la habitación.