• ¿Vamos a la playa? Hace mucho calor hoy y así nos refrescamos y descansamos en la toalla.
  • Yo no voy, no me apetece…

El verano. La época del sol, del calor. De los atardeceres. Amanece temprano y atardece tarde. Fruta fresca y ropa floja para mantenernos frescos. La época de una mayor energía, de los planes al aire libre. Los momentos en la que nuestro cuerpo está al descubierto.

En verano vamos a la playa, nos ponemos en bikini o en bañador y, con ello, nuestro cuerpo está más visible que de costumbre. Esto, a algunas personas les causa un gran malestar.

Y tú… ¿cómo te sientes con esto?

En ocasiones, a algunas personas le asaltan pensamientos negativos sobre su propio cuerpo, como por ejemplo “con esta barriga no puedo ir a la playa”, “¿qué pensará la gente al verme?”, “menuda vergüenza”.

¿De dónde vienen estos pensamientos?

Todas las personas recibimos mensajes y estamos expuestos a contenido que influye en la percepción que tenemos de nuestro propio cuerpo.

  • Medios de comunicación

En redes sociales, en la televisión, revistas… estamos cansados de ver imágenes de personas en traje de baño, con un determinado tipo de cuerpo, “perfecto”.

Sin embargo, no existe una representación real de todos los cuerpos, que son muchos.

Nos hacen creer que nos están mostrando los que “son atractivos”, cuando realmente, lo atractivo es muy variado, subjetivo, y por supuesto, muy diferente para cada persona y cada cultura.

Además, es importante que cuando veamos estas imágenes, nos recordemos que están editadas. Hay un gran equipo detrás de esto editando cada mínimo detalle para que la fotografía sea “perfecta” cuando, realmente, los cuerpos son “perfectos” tal y como son.

  • Comentarios sobre cuerpos ajenos

Estamos expuestos, también, a comentarios por parte de la sociedad sobre cuerpos ajenos. La intención de estos comentarios no tiene por qué ser negativa, pero puede causar un impacto en nosotros.

  • Nuestra historia personal

La historia que cada persona haya tenido con su cuerpo. Hay personas que han recibido mensajes negativos sobre su físico, comentarios en el colegio, en el instituto, por parte de amigos… lo cual ha podido afectar en la relación su propia imagen.

Y todo esto… ¿de qué manera influye en mí?

Nuestros pensamientos, nuestro diálogo interior, influye en cómo nos sentimos y desde luego en cómo nos comportamos.

Si piensas que tu cuerpo no es merecedor de ir a la playa (cognición), te vas a sentir triste, te va a dar vergüenza (emoción)… y probablemente no vayas a la playa (conducta). O si vas, te sentirás incómoda, intentarás taparte lo máximo que puedas para que nadie vea tus piernas, tu barriga o tus brazos.

Este comportamiento de evitación puede hacer que llegues a perder momentos divertidos en los que sí te apetecía estar. Hará que no vivas experiencias que hubieran sido muy satisfactorias para ti, para tu salud y estado de ánimo.

Además, los pensamientos, en general,  influyen en cómo interpretamos la realidad. Funcionan como una especie de filtro mental.

Desde cómo tú te sientes con tu cuerpo, puedes interpretar la mirada de otra persona como negativa, por ejemplo “no le gusta mi aspecto” (inferencia arbitraria).

También puedes creer que sabes lo que otra persona está pensando sobre ti, por ejemplo “seguro que piensa que menudas piernas más grandes tengo” (lectura del pensamiento).

Esto son distorsiones cognitivas, que son interpretaciones erróneas de la realidad. Generan emociones desadaptativas y comportamientos dañinos para uno mismo, como, por ejemplo: “quedarme en casa”, “dejar de comer” …

¿Qué tengo que tener claro?

La mayoría de la gente, como tú, como yo, va a la playa a disfrutar y a refrescarse. No se fija en los brazos, antebrazos, piernas, glúteos.

Además, cuando vayas a la playa verás la variedad de cuerpos que existen. Y eso está bien.

El cuerpo nos permite disfrutar. Nos permite viajar. Nos permite ir a la playa y refrescarnos en el agua. Nos permite hacer deporte. Nos permite compartir tiempo y espacio con personas con las que lo pasamos bien, con las que estamos a gusto.

Nuestro cuerpo no debería ser una carga. Es nuestro hogar. Debemos cuidar de nuestro hogar, desde la salud. Tratarlo bien. Estar agradecidos porque nos da la oportunidad de hacer todo lo que hacemos gracias a él.

Yo haría la mochila, con mi toalla, la crema de sol, por supuesto, mi visera y un libro. Será un logro.  Disfrutarás del sol, del mar, del verano y de la compañía de tu gente. Y también de la tuya, porque te lo mereces.

Sandra Caseiro López, psicóloga colaboradora del Gabinete Psicología y +

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